Como ha sido mi tradición, al conocerse
los valores reales (ajustados por UF) de la rentabilidad en el año que terminó
según la fuente oficial de la Superintendencia de Pensiones, corresponde hacer
algunos comentarios.
El año 2014 fue un muy buen año en lo que
respecta a rentabilidad real de todos los fondos (hacer click en imagen para agrandar):
Digamos que la mayor rentabilidad del
fondo C respecto al A y B representa una anormalidad a primera vista.
El resultado de los mercados bursátiles
mundiales no explica ni remotamente las altas rentabilidades obtenidas. Si se
consideran varias bolsas mundiales, su resultado fue prácticamente nulo, con
dos excepciones: Estados Unidos con un aumento de 11,8% del Standard and Poor
500 (no es un decir que USA se ha ido recuperando) y el Nikkei de Japón con un
aumento del 7,8%. El resto, en promedio, aporte nulo.
El IPSA chileno aumentó en 4,2%, pero como
la inflación del año fue 4,6%, el aporte a la rentabilidad fue levemente
negativo.
Las inversiones en renta fija, por el
suelo: rentabilidades bajísimas.
Entonces, ¿a qué atribuir el buen desempeño
de los fondos de pensiones?
Simplemente a la altísima devaluación del
peso chileno frente al dólar: estaba en 524 en diciembre de 2013 y cerró el año
2014 en 607: un aumento del 16% (ahora ya va sobre 620). Como parte de las
inversiones de las AFP están en el extranjero, expresadas en dólares, al transformarlas
a pesos significa un aumento del capital
que se traduce en rentabilidad.
La devaluación de la moneda nacional
favorece a los exportadores y perjudica a los importadores y el consumo interno.
Y favorece, como se ha dicho, a los fondos previsionales de todos los chilenos.
Unos ganan y otros pierden. Así es la vida.
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