martes, 25 de octubre de 2016

Sistema Pensiones Chileno: TOP TEN A NIVEL MUNDIAL

    Dado mi interés en el tema, imposible guardar silencio ante la noticia que se conoció ayer:
    EN EL RANKING MUNDIAL SOBRE LOS SISTEMAS DE PENSIONES, CHILE OCUPA EL 9º LUGAR. TOP 10
    Dicho ranking fue confeccionado por Melbourne Mercer.
    La noticia debe haber causado sorpresa e incredulidad en muchos. No a mí. En este blog he venido sosteniendo sistemáticamente que el sistema chileno, a pesar de requerir perfeccionamientos, es correcto en su lógica y operatoria.
    ¿Cómo es posible que un sistema valorado internacionalmente, produzca internamente un movimiento masivo que abogue por su eliminación?

    Uno de los tantos ejemplos de cómo estamos siendo capaces de destruir cosas que hemos hecho bien en el pasado y que nos han merecido reconocimiento internacional.
    Pero tampoco es de extrañarse. Si la lógica es:
*Se están obteniendo bajas pensiones, por lo tanto hay que abolir el sistema.
    Sin tener la capacidad de entender lo que hay detrás de un determinado resultado y reaccionar por percepciones o prejuicios, que es la forma común de actuar de lo que podríamos llamar “la voz de la calle”. Y no los culpo. El problema sería si quienes deben tomar la conducción del país tampoco tuvieran la capacidad de un análisis profundo y determinar las acciones para resolver un problema real. Afortunadamente, hasta el momento, no he visto una posición mayoritaria en tal sentido de nuestras autoridades (populismo irracional).
El estudio de Melbuorne Mercer
     Analiza anualmente los sistemas previsionales de 27 países, digamos los más reconocidos y desarrollados, que abarcan al 60% de la población mundial. Evalúa 40 indicadores y en base a su resultado, confecciona el ranking mundial en el que Chile ocupó el 9º lugar.
     Estos son los países que ocupan los primeros 14 lugares:


    Absolutamente estamos en primera división. Mejor que Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Francia.
    Entre los países latinoamericanos, los otros son: 16 Brasil (55,1), 24 México (44,3) y 27 Argentina (37,7) que ocupa el último lugar de los países evaluados.
    Otra comparación: Italia (49,5) en el 19º lugar y Japón (43,2) en el 26º.
    El estudio señala dos aspectos que quiero destacar: al chileno lo considera uno de los menores costos (contrario a lo que dicen muchos que las AFP nos han robado) y de los mejor regulados.
    Cabe destacar que el año pasado (2015), Chile ocupó el 8º lugar. Bajó 1 básicamente por la tasa de reemplazo afectada por el aumento de las expectativas de vida. Mientras el promedio de expectativa de vida desde el momento de pensionarse de los 27 países analizados es de 21,9 años, en Chile es de 26,6 años.
     Si se trabajan (y cotizan) digamos 35 a 40 años, cotizando solamente el 10% de las remuneraciones y para colmo, sólo la mitad de los afiliados cotiza, es imposible pedirle milagros al sistema y pretender obtener altas pensiones por los 26,6 años en promedio que viviremos como pensionados.
     Algo que se lo doy firmado: un hombre que trabajó desde los 25 a los 65 años, estuvo desde 1981 en el actual sistema y con muy pocas lagunas previsionales, en la forma que se ha comportado la denostada  cuenta obligatoria, obtendría hoy una pensión al jubilar superior a las que fueron sus remuneraciones promedio durante su vida laboral.
Reacciones
    El líder y vocero del movimiento “No + AFP” Luis Mesina, se refirió al estudio en los siguientes términos (textual): “Estas comparaciones son odiosas y nosotros tenemos la sensación y la impresión que no son más que argumentos que se traen a colación para seguir desacreditando la demanda de un sistema de seguridad pública que hacemos los trabajadores chilenos porque este sistema ha colapsado.”



    ¿Qué interés puede tener el “Centro Australiano para estudios financieros”, que publicó el estudio, en involucrarse en la situación que se vive en Chile?
     Yo creo que el ranking que se comenta, aunque se pretenda desacreditarlo, debería llamar a la reflexión a muchos. Y no digo con eso que no haya problemas, pero hay que abordarlos y proponer las soluciones razonadas y debidamente evaluadas, por el bien de Chile, y  de los actuales y futuros pensionados.
Una visión esclarecedora
    Yo he mencionado reiteradamente que las bajas pensiones son producto de los bajos sueldos, que en promedio se cotiza sólo por la mitad del período laboralmente activo, por normas de cálculo nefastas dictadas por la Superintendencia de Pensiones y argumentos similares. Pero me ha faltado un enfoque que lo expresó un alto ejecutivo de Cuprum en una entrevista televisada y que me pareció totalmente esclarecedor (no textual):
    “No se puede pretender que el problema de pobreza en Chile y de precariedad laboral sea resuelto por el sistema previsional. Son problemas que deben ser abordados y solucionados en otras instancias”.
    Clarísimo: son problemas, requieren urgente solución, pero por conductos diferentes. No echarle la culpa a las AFP.
    Hasta ahora, se han mezclado dos situaciones totalmente diferentes, con el grave riesgo de destruir a una sin resolver la otra.
    Un sistema de pensiones se diseña para personas que ahorran durante su vida laboral para financiar su jubilación futura, esperándose una apropiada correlación entre el aporte efectuado y la pensión que en definitiva se obtenga.
A modo de anécdota
     Sólo para demostrar que los argumentos basados en promedios, si no se entiende qué hay detrás de ellos, puede ser tan engañosos como casos particulares, como el de una persona que conozco, pensionada hace ya más de 10 años, que entiende relativamente bien como funciona el sistema y que al momento de pensionarse se le calculó una jubilación de 48,67 UF y actualmente, 10 años después, la pensión calculada es de 62,96 UF, con la siguiente evolución en el tiempo (hacer click para agrandar):


     Ese amigo me sugirió no dar detalles de las acciones tomadas para lograr ese resultado, por entender que éstas no son posibles de realizar por la mayoría de las personas.

Nota: Tengo pendiente la segunda parte de mi propuesta para mejorar las pensiones en base a lo enunciado por el Gobierno de aumentar de 10% a 15% la cotización previsional, ese aumento con cargo al empleador. Por lo engorroso del cálculo y por ver que el tema no ha estado en el primer plano de las preocupaciones de los gobernantes, me ha faltado motivación para terminar la propuesta. Sigo consciente de su importancia, pero ha perdido su carácter de urgente.