No deja de ser interesante reflexionar un poco sobre lo que está ocurriendo en Honduras. Porque el mundo, en el último tiempo, se había olvidado de lo que eran los quiebres institucionales frecuentes. Y porque, con excepciones no muy generalizadas, había entrado en un escenario en que las democracias, con matices, claro está, dominaban el panorama mundial.
Pondré mis pareceres y dudas tipo flash.
1. Había en Honduras una pugna entre el poder ejecutivo por un lado, y el legislativo y judicial por otro, sobre el curso que debía tomar el país .Demasiado familiar y cercano me parece un hecho similar.
2. Por otro lado, pareciera que habían visiones de lo que debía ser el país, encontradas y contrapuestas, lo que es una amenaza para la institucionalidad de una nación. Dos bandos irreconciliables, sin capacidad de diálogo ni de llegar a acuerdos. Segunda situación familiar para quienes teníamos uso de razón a principio de los 70.
3. No conozco (ni pretendo hacerlo) la constitución de Honduras. Pero escuché decir a Insulza que habían constituciones rígidas, otras flexibles y la hondureña. Y por otro lado, a Micheletti que de los "n" artículos, 5 "solamente" son inamovibles. Vaya a saber uno cual es su tenor (se podría averiguar pero no lo haré, por lo menos por ahora).Pero ahí parece haber un problema no menor.
4. Zelaya trata de hacer un plebiscito (cambio constitución, su reelección etc).El Tribunal Constitucional dice es inconstitucional. Entonces lo cambia, y trata de hacer una "consulta no vinculante". Me viene a la memoria lo de Chávez: plebiscito que le rechaza sus reformas. Lo vuelve a programar, seguramente preparándose mejor, movilizaciones etc, para evitar un nuevo revés. Y a la segunda, lo gana. O sea, lo democrático es que un gobierno haga plebiscitos las veces que sea necesario hasta ganarlo, y logrado esto, no se habla más del asunto. Es materia juzgada. O sea, la movida de Zelaya me huele mal.
5. Con la historia reciente, los militares deben tener mucho cuidado con los golpes. Luego serán juzgados y probablemente encarcelados. En muchos casos, los golpes no son tanto por ansias de poder, sino para evitar la ocurrencia de hechos que no están dispuestos a tolerar. Y hoy por hoy, sabiendo que se están metiendo en un forro. Estos pronunciamientos o golpes de estado, a veces pueden tener respaldo popular mayoritario y otras, no.
6. Me temo que Zelaya se estaba saliendo de los márgenes constitucionales (buenos o malos, pero mal que mal es la carta magna, que claro, con ciertos quórum calificados, debe poder modificarse). Y supongo que quienes tomaron el poder, también. Éstos tendrán argumentos legales para justificar su acción, como Zelaya tendrá los suyos para considerar que sigue siendo el presidente legítimo de los hondureños. Lo que parece un escenario probable, es que ambos bandos se salieron de los marcos fijados para regular la sociedad hondureña.
7. Es que hay intereses económicos involucrados, dirán algunos. No sólo lo creo posible, sino altamente probable. Casi siempre los hay. Por ejemplo, si hay un gobierno que diga (no pretendo insinuar que sea el caso de Hondura): “le quitaremos a los ricos y se lo daremos a los pobres”, los ricos harán lo posible e imposible para defender lo que consideran legítimamente suyo, y los pobres verán una oportunidad de conseguir parte de lo que siempre han soñado y que la sociedad no ha sabido darles. Hay un interés económico involucrado desde ambos enfoques, independiente que hayan otros ingredientes como justicia, igualdad, equidad, principios políticos o filosóficos y todos los etcéteras que queramos ponerle. Pero lon intereses económicos están.
8. Si Zelaya, por incumplir la constitución (supuestamente, no me consta) debía perder su investidura, supongo que lo lógico es que las autoridades competentes, previo un justo proceso, determinaran su futuro de acuerdo a la legalidad vigente: pérdida del cargo, cárcel, deportación o lo que fuera del caso. Pero sacarlo de su casa entre gallos y medianoche y deportarlo sin mediar ningún proceso legal y transparente, no parece razonable que sea un procedimiento establecido en las leyes de ningún país.
9. Los militares no tomaron el poder para sí. Dicen que cumplían órdenes. Y se siguió con la línea de sucesión establecida en la constitución, y ellos volvieron a sus cuarteles. Raro sí: en Honduras ¿son los militares quienes arrestan a las personas o hay una policía civil a cargo de ello? ¿El derrocamiento y deportación es lo que indica la ley?
10. Se lee en el Congreso una carta de renuncia del presidente, que él niega ser el autor. La figura parece demasiado burda e inverosímil. Si las cosas son como dice Zelaya, el Congreso perdería cualquier atisbo de credibilidad y de autoridad moral. Lo increíble es que los congresistas del mismo partido del presidente, votaron por aceptar su renuncia. Dicen que 5 no fueron informados...No se entiende que en un caso así, "no hayan sido informados". Y además, 5 es un número irrelevante para todos los congresistas que son.
11. Lo que pasó, más que golpe de estado, me parece que ha sido una destitución o derrocamiento. Un golpe hace borrón y cuenta nueva con las leyes, instituciones...Y en Honduras, todo sigue igual, pero con otro presidente y autoridades del ejecutivo. Y otro enfoque del gobierno, claro está.
12. Las simpatías de Zelaya por el proyecto bolivariano de Chávez, debe haber puesto los pelos de punta a muchos. Ese proyecto a mí me los pone. Chávez es, en mi modesta opinión, un dictador que se está escudando en las leyes de Venezuela. Seguirá así hasta que éstas le sean útiles. Y cuando no, dará un autogolpe.
13. Hablemos un poco de cómo veo a Chávez. Encontré un desatino que declarara que él derrocará al nuevo régimen hondureño si no restituyen el poder a Zelaya. Típico de los líderes mesiánicos e imperialistas, que se creen con el derecho de intervenir en cualquier parte y que debe hacerse lo que a ellos les parece. Lo de la autodeterminación de los pueblos, se la meten, digamos, en el bolsillo. No pretendo ni remotamente decir que éste es el primer caso que hemos visto y vivido. Posturas similares las hemos visto más frecuentemente que lo que la mayoría desearíamos.
Aquí quería bañarse en una playa boliviana en el Pacífico. En Venezuela, las empresas que no cumplen con lo que dicta el Estado, se expropian y punto. A los medios de comunicación contrarios, si se ponen muy pesados, no se les renueva sus licencias y deben cerrar. En fin, si eso no huele a dictadura camuflada, no sé a que olerá. Son tantos sus exabruptos, intromisiones y desatinos, que se hizo merecedor que un rey le pidiera que se callara. Y me imagino que sacar los “choros del canasto” a un rey, que parece ponderado, no ha de ser tan sencillo.
14. En general, todo parece indicar que la situación en Honduras es muy delicada. Un país dividido en bandos irreconciliables, sin capacidad de diálogo y entendimiento, donde quienes piensan distinto dejan de ser contrincantes o adversarios y pasan a ser enemigos. Donde cada cual busca los resquicios legales para lograr sus objetivos, poniéndose, si es necesario, al margen de la constitución y las leyes.
15. Así que yo fuera Obama, diría "Mi entender poco".
16. No logro entender como los países se alinearon tan rápida y enfáticamente en repudiar los hechos (me parecería igual de no entendible si los hubieran aceptado con beneplácito). Mención especial merece la presencia de varios presidentes del ALBA acompañando a Zelaya en su frustrada vuelta supuestamente triunfal, lo que puede interpretarse como un irrestricto apoyo a los principios democráticos o como una instrumentalización política de la crisis hondureña. Y la posición rápida y unánime de la OEA de respaldo al presidente destituido y a la suspensión de Honduras de la organización, lo que si bien puede parecer apropiado, la invalida como mediador por tener una posición previamente tomada y declarada. E Insulza dando la cara, no sé si por convencimiento o dadas las circunstacias. Espero que en definitiva, no salga mal parado a causa del conflicto.
17. Creo que debe respetarse la decisión de los pueblos. Respetar sus gobiernos y que éstos respeten las leyes que los rigen. Y me parece un muy buen síntoma que la comunidad internacional esté por el respeto a las autoridades legítimas. Pero en este caso, deben tener antecedentes que yo no tengo para haber tomado una posición tan taxativa. A mi (pobre mortal) me quedan dudas tanto para entender a un lado, como al otro.
18. Lo que me temo es que Honduras corre el riesgo de verse enfrentada a una guerra civil. Tanto si vuelve Zelaya por las malas, como si le niegan el regreso. Ojala que la comunidad internacional y sus organizaciones tengan la claridad y capacidad de darle a este triste episodio una salida pacífica, con la participación altruista de todos los involucrados. ¡Qué Dios me oiga!
19. Hoy se supo de la nominación y aceptación por las partes del presidente Oscar Arias de Costa Rica como mediador, con el apoyo internacional. Se reunirán el jueves en Costa Rica “ambos presidentes de Honduras”. Ojala se llegue a un arreglo sensato, con una salida sostenible. Por lo menos ahora se ve, aunque difícil, una posibilidad de solución razonable. ¡Éxito Presidente Arias! Y ¡altura de miras señores Zelaya y Micheletti, miren que la solución al conflicto no es fácil!
20. Finalmente, una salida posible, que significa renunciar probablemente a buena parte de las posturas de cada cual en beneficio del pueblo hondureño, podría ser:
*Restitución en la presidencia de don Manuel Zelaya, pero con poderes limitados según una especie de “estatuto de garantías” en el que se comprometa cuales serán las líneas de acción en el tiempo que le queda de mandato popular.
*Y también garantías por parte de los poderes legislativo y judicial sobre su ámbito de acción y proceder, y de los militares de someterse estrictamente a lo que disponen las leyes del país. Todas las partes deben aparecer cediendo en aras del bien común, para que el acuerdo sea presentable ante la opinión pública.
*Un gran acuerdo nacional sobre qué, cómo y cuando debe reformarse la constitución para que realmente sea una carta de navegación para la sana y próspera marcha de la sociedad hondureña.
La lección que me deja esta crisis, y la que vivimos a principio de los 70, es una: cuando en un país hay visiones de futuro totalmente contrapuestas, cuando se pierde la capacidad de diálogo y de concordar soluciones, cuando una sociedad no es capaz de inventar un mañana común, en que todos tengan cabida y se sientan parte de ella, el final de la historia siempre termina siendo traumática y penosa.
Sólo puedo desear lo que sea mejor para el pueblo hondureño.