Decidí participar por varias razones:
- Hay que revertir el desinterés bastante generalizado del electorado por la política.
- Si se han creado nuevos mecanismos de participación ciudadana para elegir candidatos en general, es un hecho que hay que valorar y apoyar, por lo menos, participando.
- La concurrencia a estas primarias, se utilizará como base para argumentar si la DC es un partido con convocatoria y plena vigencia o si está en franca declinación, como sostienen algunos. No me parece bueno para la política chilena que un partido más bien de centro, pierda influencia en el intrincado mapa del quehacer nacional.
- No me son indiferentes las posturas de los dos candidatos en competencia: Rincón versus Orrego.
- Y finalmente, era un buen pretexto para salir de casa y estirar un poco las piernas, aunque el calor no invitaba a hacerlo (era la 1 de la tarde).
Estoy inscrito en la circunscripción El Golf. Hago la fila (corta por suerte). “Usted no aparece en el listado. Deben haberlo cambiado a la circunscripción Apoquindo”.
Voy a la mesa de Apoquindo. Hago la fila. “No aparece en esta circunscripción. La suya es el Golf”.
Vuelvo al Golf. Me salto la fila pues hacerla por tercera vez ya sería una muestra de falta de personalidad y respeto por sí mismo. Me ratifican: no estoy en el listado de posibles votantes.
No sin cierta frustración, tomo la decisión: Hice el intento de participar. Dada la reciente experiencia, para futuras primarias, no cuenten conmigo.
Si a este hecho le sumamos que no me encuestaron en la última encuesta nacional, he tenido en corto tiempo dos experiencias que para el sistema chileno, simplemente no existo.
Chile: ¿funciona? Al parecer, sólo parcialmente.