El censo 2012 terminó el 30 de junio pasado (hace casi un mes).
Por mi departamento, simplemente no pasaron. Nunca estuvo sin alguien en casa.
¿Cuántas notificaciones dejaron, indicando que no encontraron a nadie y que pasarían otro día?
¡NINGUNA! Porque simplemente no visitaron mi hogar.
Revisé mi edificio, que tiene 56 departamentos. ¡Apenas 17 tienen el logo de haber sido censados!
¡Menos de un tercio!
Aunque sea mala práctica generalizar de un caso particular, basado en mi experiencia, no puedo menos que pensar que:
• El sistema fue mal diseñado, o
• Su implementación y control fue abiertamente deficiente, o
• Los censistas no hicieron bien su pega, inventaron los datos o indicaron que no encontraron a nadie, cuando no era cierto o,
• Los que creímos que se trataba de un proceso cuyo objetivo era
censar a toda la población, entendimos mal. Se trataba solamente de entrevistar una muestra numerosa, y que luego se extrapolaría con un criterio “X” al total de los hogares existentes en Chile (si es que el número está determinado). Lo que equivale a decir que la realidad de quienes no fuimos entrevistados, corresponde a la misma media de los que sí lo fueron.
Llamé el INE. Su respuesta fue que no era importante censar a todos los hogares.
Lo curioso en que no se consideró la alternativa que quienes no hubieran sido censados, pudieran recurrir a alguna oficina pública para corregir el hecho.
¡Si no fuiste censado, es como si no existieras!
Por lo tanto, cuando se publiquen los resultados, estaré obligado a decir:
¡TOMO EL RESULTADO DE ESTE CENSO CON APREHENSIONES!