Libia y Egipto son vecinos. Ambas naciones musulmanas. Pero ¡qué diferencia entre las revueltas que se han dado en ambos países!
Mubarak, al ver que la situación se le escapaba de las manos, decide hacerse a un lado. Gaddafi (hay decenas de formas de escribir su nombre), observa los primeros días y luego decide aplastar a los rebeldes. Ha ido ganando ciudades que estaban en su contra.
No es mi objetivo analizar la situación libia, sino la reacción internacional, aunque en forma somera. Hay varios dilemas:
1). Apoyar a los insurgentes y su declaración de deseos de libertad y democracia, dando la espalda a un “cuasi” aliado.
2). Una forma de hacerlo es la tan anunciada zona de exclusión aérea, lo que significa intervención militar (derribar los aviones de las fuerzas leales a Gaddafi para evitar que ataquen a los insurgentes).
3). Una intervención de occidente sería muy mal vista por el mundo árabe, aunque la Liga Árabe dio el pase para una operación de esta naturaleza.
4) Tomar palco y que cada país arregle internamente sus conflictos, sin intervención extranjera.
5) Temor: que un cambio de gobierno significara la toma del poder por grupos islámicos radicales, y terminara siendo peor el remedio que la enfermedad.
La reacción internacional ha sido de desorientación y sin tomar una postura clara.
Tanto la Liga Árabe (LA) como la Comunidad Europea (CE) han expresado que el gobierno del líder libio ha perdido legitimidad y debe renunciar. Pero acción concreta, por ahora, ninguna.
La ONU no sabe qué hacer. Está preocupada de los refugiados (lo que está muy bien) y ha destinado 16 millones de dólares para ayuda humanitaria. Esta cifra es una miseria. Y en el aspecto político-militar dicen que es “una situación muy complicada”, por lo cual no han decidido nada.
USA da saltos de carnero, al parecer más preocupados de no adoptar posiciones que a futuro pudieran tener un alto costo.
Mubarak, al ver que la situación se le escapaba de las manos, decide hacerse a un lado. Gaddafi (hay decenas de formas de escribir su nombre), observa los primeros días y luego decide aplastar a los rebeldes. Ha ido ganando ciudades que estaban en su contra.
No es mi objetivo analizar la situación libia, sino la reacción internacional, aunque en forma somera. Hay varios dilemas:
1). Apoyar a los insurgentes y su declaración de deseos de libertad y democracia, dando la espalda a un “cuasi” aliado.
2). Una forma de hacerlo es la tan anunciada zona de exclusión aérea, lo que significa intervención militar (derribar los aviones de las fuerzas leales a Gaddafi para evitar que ataquen a los insurgentes).
3). Una intervención de occidente sería muy mal vista por el mundo árabe, aunque la Liga Árabe dio el pase para una operación de esta naturaleza.
4) Tomar palco y que cada país arregle internamente sus conflictos, sin intervención extranjera.
5) Temor: que un cambio de gobierno significara la toma del poder por grupos islámicos radicales, y terminara siendo peor el remedio que la enfermedad.
La reacción internacional ha sido de desorientación y sin tomar una postura clara.
Tanto la Liga Árabe (LA) como la Comunidad Europea (CE) han expresado que el gobierno del líder libio ha perdido legitimidad y debe renunciar. Pero acción concreta, por ahora, ninguna.
La ONU no sabe qué hacer. Está preocupada de los refugiados (lo que está muy bien) y ha destinado 16 millones de dólares para ayuda humanitaria. Esta cifra es una miseria. Y en el aspecto político-militar dicen que es “una situación muy complicada”, por lo cual no han decidido nada.
USA da saltos de carnero, al parecer más preocupados de no adoptar posiciones que a futuro pudieran tener un alto costo.
Se reunió el G-8 en Bruselas el fin de semana pasado. Solicitan aumentar las presiones sobre Libia, pero de exclusión aérea, ni hablar, a pesar de los esfuerzos de Francia y el Reino Unido. Sarkozy ha sido, hasta donde sé, el único que reconoció el gobierno de las fuerzas opositoras al gobernante libio.
La OTAN: Su secretario general manifestó la posibilidad de intervenir si se constata “una necesidad demostrable para que la OTAN actúe”, si cuenta con “una base legal clara” para hacerlo y con “fuerte apoyo regional”. Y que para ello se requiere el apoyo de la ONU y la LA. Gadafi ha amenazado con una masacre en contra de la OTAN si ésta entra en Libia.
En resumen: muchas reuniones, muchos “podría ser” mientras Gaddafi va recuperando posiciones perdidas, operativo que difícilmente puede ser imaginado como incruento.
Lo que me temo pueda suceder y sería en extremo penoso, es que finalmente Occidente intervenga, derrocando a Gaddafi, cuando el costo en vidas, por falta de oportunidad y vacilaciones, se cuenten por miles.
Y si no se va a intervenir, que se diga desde un principio y que los rebeldes sepan que no contarán con ayuda y que con ese antecedente, determinen hasta que punto es lógico perseverar en su intento. Porque hoy su resistencia está sustentada en buena parte, en la esperanza que la comunidad internacional intervenga a su favor.
La OTAN: Su secretario general manifestó la posibilidad de intervenir si se constata “una necesidad demostrable para que la OTAN actúe”, si cuenta con “una base legal clara” para hacerlo y con “fuerte apoyo regional”. Y que para ello se requiere el apoyo de la ONU y la LA. Gadafi ha amenazado con una masacre en contra de la OTAN si ésta entra en Libia.
En resumen: muchas reuniones, muchos “podría ser” mientras Gaddafi va recuperando posiciones perdidas, operativo que difícilmente puede ser imaginado como incruento.
Lo que me temo pueda suceder y sería en extremo penoso, es que finalmente Occidente intervenga, derrocando a Gaddafi, cuando el costo en vidas, por falta de oportunidad y vacilaciones, se cuenten por miles.
Y si no se va a intervenir, que se diga desde un principio y que los rebeldes sepan que no contarán con ayuda y que con ese antecedente, determinen hasta que punto es lógico perseverar en su intento. Porque hoy su resistencia está sustentada en buena parte, en la esperanza que la comunidad internacional intervenga a su favor.