Siempre hay más temas sobre los cuales me gustaría decir algo, que el tiempo que me parece disponer.
De la fuga de petróleo en el Golfo de México y de la Euro-crisis económica, por ejemplo. Espero salgan a su debido tiempo.
Antes que pase más tiempo, no un análisis profundo pero por lo menos un par de consideraciones sobre la cuenta del Presidente Piñera del 21 de Mayo.
La mayoría está de acuerdo: llevaba poco más de dos meses en el gobierno, enfrentando la emergencia del terremoto-maremoto, y era más lo que podía decirse de “lo que queremos hacer” que de “lo que hemos hecho”.
Partió el discurso (de casi 2 horas) bastante tenso, pero con el tiempo se fue soltando y “agarrando vuelo”.
Una de las características de la actual política chilena que me llama la atención y de lo cual me congratulo, es que un discurso de la Alianza (como el que comento), bien podría haber sido pronunciado por la Concertación, y viceversa. Lo que viene a significar que tanto los partidos de centro-derecha como los de centro-izquierda, tienen una visión de futuro bastante coincidente, lo que es positivo para la estabilidad política del país.
Piñera hizo anuncios sobre temas que bien podrían considerarse banderas de la Concertación. Sobretodo en el ámbito social. Y otros en el ambiente político, como la inscripción electoral automática y el voto voluntario (que en su oportunidad fue rechazada por los partidos que están ahora en el gobierno, pero parece que hoy soplan otros vientos, de lo cual me alegro).
Lo que me tiene inquieto es si se podrá equilibrar sabiamente la necesaria preocupación por los temas sociales (erradicación de la pobreza, equidad, igualdad de oportunidades, educación y salud de calidad para todos……) y la generación de los recursos necesarios para su financiamiento (crecimiento económico). Habrá que verlo con el tiempo, aunque confío que así sea para el bien de todos.
Algunos puntos relevantes:
*Sueldo mínimo ético.
*Posnatal para las mujeres de 6 meses.
*Aumento de las pensiones mínimas para jubilados garantizadas por el estado (ya se hizo bastante en el gobierno de Michelle Bachelet con la reforma previsional).
*Jubilación para las dueñas de casa (no recuerdo si tocó el punto, pero está en el tapete)
*Calidad de la educación y la salud.
Todo esto tiene un costo no menor, y son medidas “para siempre”, no como el caso de las acciones para la reconstrucción que son transitorias.
La lógica parece ser: “Si crecemos a un, digamos, 6% anual, tendremos recursos de sobra para financiar estas iniciativas”. Bien. Pero si no se da dicho crecimiento, ya sea por razones endógenas o exógenas…¿qué ocurre?
Una alternativa fácil para algunos políticos pero de consecuencias nefastas: “¡Subamos los impuestos!” Significa desincentivar la inversión y el ahorro, frenar el ritmo de desarrollo y de generación de empleos…. Un círculo vicioso. En todo caso, no parece ni debiera ser la idea del nuevo gobierno.
Las economías de los países tienen bastante similitud con las finanzas caseras: cuando se gasta más de lo que se gana, tarde o temprano sobreviene el desastre. Es lo que le pasó a Grecia, ahí con el agravante que se ocultó la situación hasta que estalló por su propio peso, lo que no permitió tomar las medidas correctivas a su debido tiempo. Venezuela está en el mismo caso. Amerita algunas consideraciones en un artículo separado.
Debo decir que lo que planteo en el caso de Chile, no es ni remotamente un sentimiento negativo. Chile ha tenido, por décadas, un manejo de la economía absolutamente pragmático, con ministros de hacienda que han sido un verdadero lujo. No veo porque ahora la situación deba ser distinta. Es simplemente una duda, cuya base probablemente se sustente en mi ignorancia.
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