Dado mi interés en el tema, imposible
guardar silencio ante la noticia que se conoció ayer:
EN EL
RANKING MUNDIAL SOBRE LOS SISTEMAS DE PENSIONES, CHILE OCUPA EL 9º LUGAR. TOP 10
Dicho ranking fue
confeccionado por Melbourne Mercer.
La noticia debe haber causado sorpresa e
incredulidad en muchos. No a mí. En este blog he venido sosteniendo
sistemáticamente que el sistema chileno, a pesar de requerir
perfeccionamientos, es correcto en su lógica y operatoria.
¿Cómo es posible que un sistema valorado
internacionalmente, produzca internamente un movimiento masivo que abogue por
su eliminación?
Uno de los tantos ejemplos de cómo estamos
siendo capaces de destruir cosas que hemos hecho bien en el pasado y que nos
han merecido reconocimiento internacional.
Pero tampoco es de extrañarse. Si la lógica
es:
*Se están obteniendo bajas pensiones, por
lo tanto hay que abolir el sistema.
Sin tener la capacidad de entender lo que
hay detrás de un determinado resultado y reaccionar por percepciones o
prejuicios, que es la forma común de actuar de lo que podríamos llamar “la voz
de la calle”. Y no los culpo. El problema sería si quienes deben tomar la
conducción del país tampoco tuvieran la capacidad de un análisis profundo y determinar
las acciones para resolver un problema real. Afortunadamente, hasta el momento,
no he visto una posición mayoritaria en tal sentido de nuestras autoridades
(populismo irracional).
El estudio de Melbuorne Mercer
Analiza anualmente los sistemas
previsionales de 27 países, digamos los más reconocidos y desarrollados, que
abarcan al 60% de la población mundial. Evalúa 40 indicadores y en base a su resultado,
confecciona el ranking mundial en el que Chile ocupó el 9º lugar.
Estos son los países que ocupan los
primeros 14 lugares:
Absolutamente estamos en primera división.
Mejor que Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Francia.
Entre los países latinoamericanos, los
otros son: 16 Brasil (55,1), 24 México (44,3) y 27 Argentina (37,7) que ocupa
el último lugar de los países evaluados.
Otra comparación: Italia (49,5) en el 19º lugar
y Japón (43,2) en el 26º.
El estudio señala dos aspectos que quiero
destacar: al chileno lo considera uno de los menores costos (contrario a lo que
dicen muchos que las AFP nos han robado) y de los mejor regulados.
Cabe destacar que el año pasado (2015),
Chile ocupó el 8º lugar. Bajó 1 básicamente por la tasa de reemplazo afectada
por el aumento de las expectativas de vida. Mientras el promedio de expectativa
de vida desde el momento de pensionarse de los 27 países analizados es de 21,9
años, en Chile es de 26,6 años.
Si se trabajan (y cotizan) digamos 35 a 40
años, cotizando solamente el 10% de las remuneraciones y para colmo, sólo la
mitad de los afiliados cotiza, es imposible pedirle milagros al sistema y
pretender obtener altas pensiones por los 26,6 años en promedio que viviremos
como pensionados.
Algo que se lo doy firmado: un hombre que trabajó
desde los 25 a los 65 años, estuvo desde 1981 en el actual sistema y con muy
pocas lagunas previsionales, en la forma que se ha comportado la denostada cuenta obligatoria, obtendría hoy una pensión
al jubilar superior a las que fueron sus remuneraciones promedio durante su
vida laboral.
Reacciones
El líder y vocero del movimiento “No + AFP”
Luis Mesina, se refirió al estudio en los siguientes términos (textual): “Estas comparaciones son odiosas y nosotros tenemos la sensación y la impresión que no son más que argumentos que se traen a colación para seguir desacreditando la demanda de un sistema de seguridad pública que hacemos los trabajadores chilenos porque este sistema ha colapsado.”
¿Qué interés puede tener el “Centro
Australiano para estudios financieros”, que publicó el estudio, en involucrarse
en la situación que se vive en Chile?
Yo creo que el ranking que se comenta, aunque
se pretenda desacreditarlo, debería llamar a la reflexión a muchos. Y no digo
con eso que no haya problemas, pero hay que abordarlos y proponer las
soluciones razonadas y debidamente evaluadas, por el bien de Chile, y de los actuales y futuros pensionados.
Una visión esclarecedora
Yo he mencionado reiteradamente que las
bajas pensiones son producto de los bajos sueldos, que en promedio se cotiza
sólo por la mitad del período laboralmente activo, por normas de cálculo
nefastas dictadas por la Superintendencia de Pensiones y argumentos similares.
Pero me ha faltado un enfoque que lo expresó un alto ejecutivo de Cuprum en una
entrevista televisada y que me pareció totalmente esclarecedor (no textual):
“No se puede pretender que el problema de
pobreza en Chile y de precariedad laboral sea resuelto por el sistema
previsional. Son problemas que deben ser abordados y solucionados en otras
instancias”.
Clarísimo: son problemas, requieren urgente
solución, pero por conductos diferentes. No echarle la culpa a las AFP.
Hasta ahora, se han mezclado dos
situaciones totalmente diferentes, con el grave riesgo de destruir a una sin
resolver la otra.
Un sistema de pensiones se diseña para
personas que ahorran durante su vida laboral para financiar su jubilación futura,
esperándose una apropiada correlación entre el aporte efectuado y la pensión
que en definitiva se obtenga.
A modo de anécdota
Sólo
para demostrar que los argumentos basados en promedios, si no se entiende qué
hay detrás de ellos, puede ser tan engañosos como casos particulares, como el
de una persona que conozco, pensionada hace ya más de 10 años, que entiende
relativamente bien como funciona el sistema y que al momento de pensionarse se
le calculó una jubilación de 48,67 UF y actualmente, 10 años después, la
pensión calculada es de 62,96 UF, con la siguiente evolución en el tiempo (hacer click para agrandar):
Ese amigo me sugirió no dar detalles de
las acciones tomadas para lograr ese resultado, por entender que éstas no son
posibles de realizar por la mayoría de las personas.
Nota: Tengo pendiente la segunda parte de
mi propuesta para mejorar las pensiones en base a lo enunciado por el Gobierno
de aumentar de 10% a 15% la cotización previsional, ese aumento con cargo al
empleador. Por lo engorroso del cálculo y por ver que el tema no ha estado en
el primer plano de las preocupaciones de los gobernantes, me ha faltado
motivación para terminar la propuesta. Sigo consciente de su importancia, pero
ha perdido su carácter de urgente.