Sí, con un pase del Papa Francisco durante
su visita a ese país.
Una cosa era cierta: el presidente Evo
Morales iba, sí o sí, a aprovechar la ocasión para resaltar el tema de la aspiración boliviana de
salida soberana al océano Pacífico, como lo hace recurrentemente. Lo hizo
abiertamente. Y lo seguirá haciendo en el futuro, al igual que todo presidente
que en el futuro lo suceda.
Había en Chile la esperanza que el
Pontífice soslayara el tema. El Vaticano había anunciado que su visita era
netamente pastoral. Una luz de esperanza, que se apagó ya en su discurso
después de la misa en la catedral de La Paz. “El diálogo es indispensable.
Estoy pensando en el mar”. Fervorosos aplausos de la audiencia
boliviana.
En alguna etapa de mi vida aprendí que el
silencio es un buen compañero en muchas circunstancias. Era el mecanismo para
evitar un tema escabroso. El Papa no optó por él, sino entrar en la polémica.
Independiente de cual sea su postura personal (que puede tenerla), su
intervención la catalogo tanto política como diplomáticamente incorrecta. Una
intromisión indebida. Una tomada de postura gravosa para la posición de Chile.
No conforme con ello, en una entrevista en
el avión que lo llevaba de regreso desde Paraguay a Roma, sobre el tema indicó
que la aspiración boliviana “no es injusta”. Aunque no sea
estrictamente correcto, algo que no es injusto pasa a ser considerado como
justo. Así lo interpretaron en el país vecino, con gran beneplácito.
La actitud papal me parece impropia de
quien conduce espiritualmente a 1.200 millones de católicos distribuidos por
toda la faz de la Tierra. Se debe a todas las ovejas del rebaño y no sólo a
algunas.
En mi época de estudiante en un colegio
católico (jesuita), me enseñaron que en materias de fe el Papa era infalible.
Pero que en temas terrenales, podía equivocarse.
Y dentro de los desatinos de la visita papal
al país altiplánico, imposible no mencionar el regalo de Evo Morales de Cristo
crucificado entre la hoz y el martillo (símbolo comunista), tallado en madera. ¿Cuál es el mensaje? Se dice que el Papa comentó que eso no estaba bien.
La reacción de Chile
Oficialmente se trató de bajarle el perfil
a la gravedad de la situación. Apoyándose en parte de la intervención que podía
servir a ese fin, la cancillería chilena hasta llegó a decir que las palabras
de monseñor Bergoglio fueron sabias. Un paso en falso del Ministerio de RR.EE.
Yo gobierno, hubiera optado nuevamente por
el silencio, con una sola y escueta declaración: “El gobierno de Chile no se referirá a ese hecho”. Punto. Una forma
diplomática de expresar el disgusto.
En la copa América le ganamos a los
bolivianos 5 a 0. En el tema marítimo, en lo que se refiere al aspecto
mediático, el marcador es el mismo pero a favor de los bolivianos.
El episodio me deja un sabor amargo.
Un pensamiento impropio
La situación limítrofe con el país altiplánico
quedó zanjada por el tratado de 1904. Fue aprobado por ambos gobiernos y
ratificado por ambos parlamentos. Chile retribuyó económicamente a Bolivia,
construyó el ferrocarril pactado y dio libre tránsito por puertos chilenos, lo
que tuvo, tiene y seguirá teniendo un alto costo para el país.
Si Bolivia objeta el tratado en la parte
que le conviene, ¿por qué nosotros debemos honrarlo? Pongamos como condición
para seguir otorgando las regalías actuales a su desistimiento de pretender
desconocerlo exigiendo una salida soberana al mar.
Obviamente no es esa mi posición. Sería
echar por tierra el argumento jurídico chileno. Pero no por ello he dejarlo de
pensarlo.