Este no es
un artículo propiamente tal: sólo pinceladas sobre una tela en blanco.
Las cifras están referidas a la encuesta
CEP de julio 2014.
Sensación país
En el exterior nos ven y valoran por ser
un país responsable, confiable, que ha sabido hacer bien las cosas. Algunos
hasta hablan de liderazgo en Latino América.
Dentro de Chile, pareciera haber una sensación mayoritaria que todo está mal,
que hay que abordar un proyecto refundacional y que “el modelo” ha sido nefasto
y no da para más.
Los consensos
En países como Holanda, se enorgullecen de
su capacidad de lograr consensos (llegar a acuerdos), abordando los cambios
dándose el tiempo para llegar a buenos acuerdos (a veces, un tanto largo).
En Chile, se ha demonizado el concepto por
muchos, indicando que no están dispuestos a volver a la antigua política de los
consensos. Y están tratando de cambiar al país atolondrada e improvisadamente en meses,
procesos que en otros países les ha tomado años.
Quienes tienen tribuna en los medios de
comunicación y tienen esa postura, están en abierta contraposición con lo que
piensa la mayoría de los chilenos: un 63% prefiere se llegue a acuerdos y sólo
el 18% que se imponga el programa de gobierno de la Nueva Mayoría. Un triste
espectáculo el dado por la Cámara de Diputados al tramitar la reforma
tributaria en forma relámpago, aprobándolo sólo con correcciones menores de
acuerdo a los intereses electorales de algunos de los “Honorables”. Afortunadamente
el Senado actuó con cordura.
Michelle Bachelet por encima del bien
y el mal
Un 63% evalúa a la Presidenta
positivamente y un 56% indica que le da confianza.
Sin embargo sus proyectos estrella están
siendo cuestionados por la población.
En la
reforma al sistema electoral, creo que la mayoría no ve con buenos ojos el
aumento del número de parlamentarios. Eso ocurre aquí y en cualquier lugar del
mundo. Y que el aumento tendrá costo cero para el Estado, cuestión de lógica,
huele a falacia.
La mayor recaudación por la reforma
tributaria está destinada principalmente a educación. Sin embargo el 53% de la
población estima debería destinarse a salud y sólo el 22% a educación.
Centrémonos en la educación.
Reforma al sistema educacional
En el programa de gobierno se ofreció
educación pública, gratuita y de calidad para todos los chilenos. ¿Alguien
puede estar en desacuerdo con ello? Sin embargo lo que hasta ahora se ha visto
es fin al copago, fin al lucro y fin a la selección.
El 59% de los padres, a igual distancia y
costo, prefieren un colegio particular subvencionado. Un 35% prefieren una
escuela municipal.
El 52% está de acuerdo que los padres
colaboren económicamente para mejorar la educación de sus hijos y un 37% está
en desacuerdo. Por otro lado, el 63% de los padres prefieren que sus hijos
vayan a una escuela con alumnos con nivel socio económico parejo y parecido al
suyo.
El mismo 63% sostiene que el estado debe
financiar los colegios particulares subvencionados.
A los padres, en un 49%, les parece lícito
que los colegios particulares subvencionados generen ganancias a sus dueños si
el nivel educacional es bueno. Un 42% tiene la posición contraria. Sin embargo,
el concepto de “lucro” ha logrado posicionarse en los medios como algo casi
obsceno.
Selección: un 54% está de acuerdo que los
liceos emblemáticos seleccionen a sus alumnos por mérito, mientras el 39% tiene la posición contraria.
Educación universitaria: el 57% de los
encuestados considera que la gratuidad debe ser sólo para los estudiantes de
menores recursos, mientras el 38% está de acuerdo con la posición del Gobierno
de gratuidad universal. Recuerdo una vez más lo dicho por la Presidenta al
llegar a Chile a iniciar la campaña electoral: que ella no era partidaria de la
gratuidad para quienes pudieran pagar la educación superior de sus hijos. Pero
la hicieron cambiar rápidamente de parecer, seguramente diciéndole que eso no
es lo que quería escuchar la calle (el Movimiento Estudiantil).
Los postulados e imposiciones que pretende
instaurar el Movimiento Estudiantil, podrá corresponder a sus intereses y
visiones, muy válidas desde su óptica, pero no refleja el sentir nacional. Será
un punto difícil de manejar por el Gobierno si decide escuchar la voz del
pueblo; de ese pueblo que no desfila, no vocifera, no se toma escuelas y no
impresiona con discursos grandilocuentes pero que son igualmente chilenos.
Todo parece indicar que se está tratando
de imponer una reforma a la educación según el deseo de los estudiantes, pero
no del sentir mayoritario ce los chilenos.
Lo dicho: no hay un respaldo amplio al
enfoque y contenido a varios de los programas emblemáticos del gobierno, pero
eso no toca la valoración que se tiene de la Presidenta. Un hecho notable y un
mérito personal.
Valoración de los otros poderes del
estado
Labor de
los jueces: Un 75%
de desaprobación y un escuálido 9% de aprobación.
Labor de
los parlamentarios:
El 50% lo desaprueba y sólo el 18% lo valora.
O sea, la opinión pública los tiene por el
suelo.
Al
analizar cómo se están dando las cosas, llego a la conclusión que no entiendo
lo que está pasando en Chile ni tener medianamente claro lo que nos depara el
futuro.