La política no me es indiferente. Los destinos del país y
las reglas por las que nos regimos las definen y administran los políticos. Y
eso me involucra y compromete.
Sigo con interés los debates, las entrevistas, sus
opiniones y sus proyectos. Me entretiene y me hace estar al tanto de lo que se
viene. Y prever como podría verse afectado mi proyecto de vida en el futuro.
Al ver, escuchar o leer lo que dicen los políticos, no
puedo evitar clasificarlos en dos grupos:
·
Los
positivos: me parecen, hasta cierto punto,
sensatos, creíbles, consecuentes y con
algún atisbo de vocación de servicio público. No excesivamente dogmáticos, con
capacidad de escuchar las posiciones adversarias y con cierta predisposición a
llegar a consensos (acuerdos).
Algo vital: que no tengan una actitud permanente
de descalificación a las posiciones contrarias a su línea política.
Hasta me atrevo a expresar, aunque algunos lo encuentren
temerario, que a mi juicio son un aporte positivo a la política chilena.
En fin, que cuando
aparecen dando opiniones crean en mí la expectativa que pueden hacer alguna
propuesta interesante de ser considerada.
·
Los
negativos: Obcecados. Permanentemente atacando y
ridiculizando las posiciones contrarias para obtener beneficios a su propia
posición. De mente estrecha sin capacidad de negociar y entender que los
términos medios pueden ser beneficiosos para el país, que todas las posiciones
deben ser aceptadas y respetadas y que todos tenemos el derecho de pensar distinto y vivir
armoniosamente en el mismo país.
Creen que “la
inmensa mayoría de los chilenos” están con ellos, aunque en las urnas se
demuestre lo contrario. Uso frecuente de ironías hirientes que lo único que
logran es hacer las posiciones sean antagónicas e irreconciliables.
Su actuar, opinión nuevamente muy personal, le hacen un
flaco favor a la democracia chilena y creo son en gran parte responsables de la
mala evaluación que hace la ciudadanía de los políticos.
Dicho esto, me he atrevido a hacer un listado de 20 políticos que tengo catalogados en cada
una de las dos categorías mencionadas, haciendo absoluta prescindencia de la simpatía
o no respecto a sus posiciones políticas.
Lo que considero es su actitud para hacer política.
Los
políticos que respeto y catalogo como positivos
1. Carlos
Montes. PS, senador
2. Hernán
Larraín. UDI, senador.
3. Camilo
Escalona. PS, ex senador.
4. Alejandro
Guiller. Independiente pro Nueva Mayoría. Senador.
5. Jorge
Burgos. DC, actual Ministro de Defensa.
6. Andrés
Velazco. Ex Ministro de Hacienda y líder de Fuerza Pública.
7. Andrés
Zaldívar. DC, senador.
8. Alfredo
Sfeir. Ex candidato presidencial.
9. Alberto
Espina. RN, senador.
10. Hernán
Larraín Matte. Evópoli.
11. Heraldo
Muñoz. PPD. Ministro de RR.EE.
12. Marco
Enríquez Ominami. Ex candidato presidencial, líder del PRO.
13. Eugenio
Tuma. PPD, senador.
14. Ricardo
Lagos Weber. PPD, senador.
15. Felipe
Kast. Independiente pro Alianza, diputado.
16. Jorge
Tarud. PPD. Diputado.
17. Cristián
Monckeberg. RN, diputado.
18. Iván
Fuentes. Independiente pro Nueva Mayoría, diputado.
19. Andrés
Allamand. RN, senador.
20. Claudio
Orrego. DC, Intendente Región Metropolitana.
Los
políticos que tengo en la lista negra, por
considerarlos negativos
1. Alejandro
Navarro. MAS, senador.
2. Guido
Girardi. PPD, senador.
3. Jaime
Quintana. PPD, senador.
4. Pablo
Lorenzini. DC, diputado.
5. Ena
Von Baer. UDI, senadora.
6. Jorge
Pizarro. DC, senador.
7. Osvaldo
Andrade. PS, senador.
8. Cecilia
Pérez. RN, ex vocera gobierno de Piñera.
9. Manuel
José Ossandón. RN, senador.
10. Hugo
Gutiérrez. PC, diputado.
11. Marcel
Claude. Excandidato presidencial.
12. Gabriel
Boric. Independiente pro Nueva Mayoría, diputado.
13. Patricia
Morales. Presidenta PRO.
14. Ricardo
Rincón. DC, diputado.
15. Juan
Antonio Coloma. UDI, senador.
16. Tomás
Jocelyn Holt. Ex candidato presidencial.
17. Carlos
Larraín. RN. Exsenador y presidente del partido.
18. Jimena
Rincón. DC. Ex senadora y actual Ministra Secretaria General de Gobierno.
19. José
Antonio Gómez. PRSD. Ex senador actual Ministro de Justicia.
20. Todos
los dirigentes estudiantiles cuya postura sea: “O lo que digo y pido, o nada”.
Que me perdonen todos a los que no he mencionado: había
que acotar el listado, ya bastante largo.
LOS
PROYECTOS EMBLEMÁTICOS DEL GOBIERNO HOY
EN DISCUSIÓN
Ya había hecho algunos comentarios en mis artículos de
los meses de marzo y abril del presente año.
La
Reforma Tributaria
El Gobierno había sido cerrado y su proyecto de ley tenía
un carácter casi sagrado: no se toca ni una coma. Muchos políticos (de los
clasificados en la segunda lista) decían: “La
reforma se aprobará como está, les guste o no. Tenemos los votos para ello”.
En la Cámara de Diputados se aprobó siguiendo ese
predicamento. Fue un mero trámite con cero aportes. “Lamentable”, pensé.
En los últimos días hubo un claro giro de las autoridades
de Gobierno: se abrieron a que el proyecto no era perfecto, que había que
escuchar argumentos y ponderarlos y que una reforma de esa envergadura era
mejor que fuera avalada por la mayoría de los actores. Se firmó un acuerdo con
las distintas fuerzas políticas del Senado para apoyar la iniciativa con
modificaciones. Aplaudí lo logrado.
Al primero que escuché abrir la puerta a una discusión
razonable fue al senador Ricardo Lagos Weber, presidente de la Comisión de
Hacienda.
Pensé que había vuelto la cordura y sensatez.
Pero ya salieron voces en la Cámara de Diputados, de la
propia Nueva Mayoría, considerando que no habían sido consultados, que se
estaba cambiando el alma de la reforma y ponían en entredicho su apoyo a la
nueva ley. Muchos clasificados en mi segunda lista.
Veremos que ocurre en los próximos días.
Algo que no puedo dejar pasar ocurrido al principio de la
tramitación de la ley: lo dicho por la Presidenta y el Ministro de Hacienda:
que el costo de la reforma la pagaría el 1% más rico y no tendría efecto en la
clase media. En los últimos días, se desdijeron: sí afectaría a la clase media
y a las Pymes.
Según mi modesto juicio, la reforma afectará a todos: tendrá
efecto en la rentabilidad de los fondos de pensiones y no es descartable que
parte de las menores ganancias de las empresas traten de compensarlas vía precios.
O sea, algo pagará hasta el más modesto. Pero obviamente quienes tienen mayores
ingresos, serán quienes mayormente aportarán a los 8.200 millones de dólares
que se proyecta recolectar adicionalmente, lo que es de toda lógica.
Me catalogo (casi todos lo hacen) como de clase media. No
pertenezco al 1% más adinerado del país. Y la reforma me afectará en mis
ingresos. Si son bien invertidos, sobretodo en educación y salud, haré el
aporte con gusto.
La
Reforma educacional
Han salido voces, hasta dentro de la propia Nueva
Mayoría, respecto a algo que comparto totalmente y que me parece de toda
lógica: toda la inversión y
cambios estructurales deben ir orientados a mejorar la educación pública, para
que pueda equiparar su calidad a la
privada, con o sin aporte estatal.
Me parecía un error de enfoque que, como se plantea en el
proyecto original, parte de los recursos fueran destinados a eliminar el
financiamiento compartido y hasta adquirir los colegios que no quieran o puedan
transformarse en fundaciones sin fines de lucro. Pero, con el malestar de no
pocos (sobre todo del movimiento estudiantil), parece haber posibilidades que
se reconsidere la postura inicial del Gobierno.
Lo que pienso: educación
para todos, garantizada por el Estado y de calidad, desde los 2 años hasta la
enseñanza media. Y por ahora, quienes puedan aportar a la tarea de formación de
sus hijos, que lo hagan. El Estado tiene recursos que siempre serán limitados,
por más reformas tributarias que se hagan. Chile no es un país inmensamente
rico y habrá que seguir haciendo grandes esfuerzos si queremos llegar al pleno
desarrollo, destinando los recursos que se disponen donde sean realmente
necesarios.
¿Qué incentivo habrá para que los padres efectúen un
copago si la educación pública es de excelencia? Ninguno, con lo cual
los colegios subvencionados morirán de muerte natural y no forzada, como parece
ser la intención de no pocos.
Educación universitaria gratuita para todos: una
brutalidad, mientras no se haya logrado superar los déficits de la educación
pre escolar, escolar y media. Luego podremos hablar sobre el tema (en 20 o 30
años más).
Mi postura:
Lo primero: que todos quienes postulen a una educación
superior, lleguen en condiciones de preparación razonablemente equivalentes.
Los alumnos que sean especialmente destacados por
capacidad, voluntad y esfuerzo: becas del Estado. 100% gratuidad.
Los que tengan méritos pero con problemas de
financiamiento: créditos blandos que paguen una vez titulados y dispongan de
los ingresos provenientes de su mejor preparación. Algo así se tenía
contemplado en el anterior Gobierno y la reforma pretende borrarlo de un
plumazo.
Y los alumnos cuyos padres pueden financiar su educación:
que la sigan financiando.
Conclusión
Las dos reformas comentadas fueron mal concebidas y peor
comunicadas al país.
En los últimos días ha habido luces que permiten tener
una razonable expectativa que Chile podrá seguir avanzando en la senda de las
últimas décadas, basado en un análisis serio y no dogmático de la realidad,
para tener una sociedad más inclusiva, equitativa y, por qué no decirlo, feliz.
Notas
al cierre:
La diputada del Partido Comunista, Camila Vallejos,
refiriéndose al acuerdo en el Senado respecto a la reforma tributaria, indicó: “El acuerdo
significa volver a la antigua política de los consensos, y para esto, no
estamos disponibles”.
No la incluyo en mi segunda lista por haber considerado
cerrada su confección.
¿Podrán seguir conviviendo en la Nueva Mayoría dos ideologías
tan disimiles como la Democracia Cristiana y el Partido Comunista?
Algo más: si algún lector se
ve tentado a solicitarme que le dé mi opinión respecto a la diferencia entre las dos opciones que se
crearán para la tributación de optar por utilidades atribuidas o devengadas, le
pido que no lo haga. Por el momento no lo entiendo.