El proceso electoral peruano, cuya primera ronda finalizó hace una semana, ha tenido algunas características que no está demás destacar y tomar nota. Veamos:
Existencia y respaldo de partidos políticos
Los candidatos que se presentaron en primera vuelta, no estaban respaldados por partidos políticos con historia, sino por movimientos creados por liderazgos personales nacidos en épocas recientes. El APRA, existente en Perú desde 1930 y partido del actual presidente Alan García, no se presentó a las elecciones.
En estos casos no se aplica lo de que “las personas pasan pero las instituciones quedan”. Y creo importante que la política de los países tenga sustentación en partidos establecidos, con proyección futura y con una visión de país, basada en principios filosóficos, sociales, éticos y económicos entre otros. Que la dirección del país esté básicamente orientada por estos principios y no tanto por las características y visiones personales de quien en un determinado momento le corresponda ejercer la primera magistratura.
Volatilidad de opinión
Un segundo aspecto es que la opinión del electorado peruano pareciera tener una volatilidad un tanto particular. Quien, a pesar de ser públicamente conocido, hacía dos meses casi ni aparecía en las encuestas, termina sacando la primera mayoría, aunque relativa. En las filas de votación, algunos entrevistados declaraban que aún no tenían claro por quien iban a votar.
Esta característica no parece darse en muchos países, donde un número mayoritario de los votantes tiene lo que algunos llaman una “sensibilidad política” definida, siendo su voto un tanto (no totalmente) independiente del candidato que represente dicha sensibilidad.
Los giros en 180 grados
Creo que la estabilidad y proyección futura de largo plazo de un país, está en gran medida sustentada en el hecho que su rumbo no se juegue el “todo o nada” en cada elección presidencial. Y que el voto popular esté sustentado en consideraciones “a favor de…” y no “en contra de…”.
Los cambios bruscos de timón no son otra cosa que demostración que el gobierno saliente no ha hecho bien las cosas (y a veces las hacen bastante mal). Y yo aprecio la estabilidad y la posibilidad de imaginar el país en que viviré en los próximos 25 años (no pongo más, dado que por mi edad, podría ser tildado de excesivamente optimista). La experiencia, dicen algunos, es la mejor universidad. Y los acontecimientos vividos en Chile en las décadas de los 60 y 70, dejaron su lección y no quisiera que yo o mi descendencia, tuvieran que volver a pasar por ese trance.
Perú podría verse enfrentado a un giro como el mencionado.
Ganadores en primera vuelta
Los dos candidatos que deberán disputarse la presidencia en el balotaje a realizarse en el mes de junio próximo, son los que generan mayor rechazo entre el electorado: el Sr. Ollanta Humala y la Sra. Keiko Fujimori. El primero, por su nacionalismo exacerbado y su antigua simpatía por el modelo venezolano; su actual postura de separar aguas respecto al presidente Chávez y de moderar su discurso, no termina por convencer. Y la Sra. Fujimori, por la asociación de lo que fue el gobierno de su padre, que si bien en el ámbito económico y lucha contra el terrorismo tuvo logros, los casos de corrupción y violación de derechos humanos están muy presentes en el recuerdo del electorado peruano.
Futuras relaciones con Chile
Por ser vecinos y tener intereses comunes, Chile debe mirar con interés el desenlace de la elección peruana.
Ollanta Humala ha tenido permanentemente una actitud anti chilena que hace presente cada vez que la oportunidad le es propicia. Hace pocos días declaró que Chile debía pedir excusas públicas a Perú por lo acontecido en la guerra del Pacífico y otras situaciones de más reciente data (lo de pedir disculpas públicas se ha puesto muy de moda últimamente). El gobierno de Chile indicó que no podía hacerse cargo de las declaraciones de un candidato a la presidencia y era lo que correspondía hacer. En pocas palabras, si es elegido el Sr. Humala, las relaciones de Perú con nuestro país podrían complicarse más de lo deseable.
Por otro lado: Alberto Fujimori fue un buen amigo de Chile. Tanto así que al regresar de su auto exilio en Japón, eligió a Chile para intentar volver a Perú, me imagino que pensando que en nuestro país estaría seguro. Resultado: por una petición de la justicia peruana, el ex presidente es extraditado a su patria y puesto tras las rejas. Me cuesta imaginar que la familia Fujimori no sienta que Chile traicionó su confianza.
Para finalizar, un par de comentarios de dos personalidades peruanas respecto a la segunda vuelta de las elecciones:
Mario Vargas Llosa, premio Nóbel de Literartuta:
La segunda vuelta entre Humala y Fujimori había sido definida antes por Vargas Llosa como "una elección entre el sida y el cáncer terminal", debido a los riesgos autoritarios que supuestamente encarnan ambos desde la izquierda y la derecha.
“Sin alegría y con muchos temores yo voy a votar por (Ollanta) Humala y voy a pedir a los peruanos democráticos que hagan lo mismo que yo”, admitió Vargas Llosa.
Jaime Bayly
El escritor y presentador de televisión peruano Jaime Bayly, quien hace un tiempo se hizo célebre en Chile por sus ácidos juicios sobre la idiosincrasia y forma de ser de los chilenos, declaró en una de sus columnas:
El Perú debe elegir este domingo si quiere parecerse a la Venezuela de Chávez o al Chile próspero y con creciente justicia social de Bachelet y Piñera. Si queremos seguir el camino prepotente y antiliberal de Chávez, voten por el señor Humala. Si queremos seguir el admirable crecimiento económico de Chile, que en las últimas tres décadas ha logrado rebajar la pobreza de 44 a 14 por ciento, votemos por la señora Keiko Fujimori.
No nos creamos totalmente el cuento; es simplemente el comentario de una persona que refleja en buena parte como nos ven desde afuera.
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Hace 13 años